“El periodismo debe ser independiente y crítico, y no estar sujeto a intereses políticos, económicos o empresariales” mencionó Fernando Manzanilla.

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“El periodismo es libre o es una farsa” es una frase del periodista argentino Rodolfo Walsh que hace referencia a la importancia de la libertad de prensa en el ejercicio del periodismo, ya que, si éste no es libre, es decir, si no puede informar con objetividad y sin presiones externas que limiten su capacidad de transmitir la verdad, entonces se convierte en una actividad que no cumple con su propósito principal, que es informar a la sociedad.

El periodismo debe ser independiente y crítico, y no estar sujeto a intereses políticos, económicos o empresariales que puedan influir en la información que se proporciona a la audiencia. Sólo cuando se garantiza la libertad de expresión, los ciudadanos pueden confiar en la veracidad y la objetividad de las noticias que reciben.

Desafortunadamente, desde hace algunos años, el cumplir con estos objetivos ha sido muy complejo para muchos de los periodistas y reporteros de nuestra entidad, quienes no sólo fueron “vetados” por el Gobierno del Estado, que en ese entonces encabezaba Miguel Barbosa, sino que además se convirtieron en el blanco de denostaciones y ataques por parte de la maquinaria al servicio de este poder.

¿Su pecado? El cuestionar las acciones emprendidas por el Poder Ejecutivo estatal, con el fin de contrastar la información para la ciudadanía. ¿La penitencia? Ser objeto de persecución e injurias, utilizando el aparato público para hostigar y reprimir a los periodistas y medios “incómodos”, no sólo a nivel profesional, sino incluso en el ámbito personal.

En las ruedas de prensa matutinas era una costumbre del mandatario increpar a los medios de comunicación que se atrevían a “cuestionarle” sobre algún tema que no le gustaba. En sus ataques claramente estigmatizaba la labor de los reporteros y la del medio al que pertenecían. No se libraron de estos ataques medios locales de gran trayectoria como El Sol de PueblaMilenio e incluso periodistas nacionales como Francisco Zea, de Grupo Imagen.

Pero, además, hubo otros como el portal e-consulta que incluso fue demandado, en al menos siete ocasiones, por funcionarios del gobierno barbosista. Las acciones en contra del medio y su director, Rodolfo Ruiz, fueron subiendo el nivel de hostigamiento y se vieron materializadas en requerimientos de la Secretaría de Finanzas. El propio periódico El Popular y su directora, Carolina Fernández, también sufrieron estas acciones.

Es por ello que, en noviembre de 2022, la Red de Periodistas de Puebla y la organización internacional Artículo 19, a través de su oficina para México y Centroamérica, expresaron su profunda preocupación por estos hechos y exigieron al gobernador Barbosa abstenerse de estigmatizar a la prensa en sus discursos y espacios oficiales, ya que la labor del periodista es informar a la ciudadanía. De igual manera pidieron ofrecer una disculpa pública por estos señalamientos.

Ciertamente no es agradable ser cuestionado, sin embargo, más allá de estar o no de acuerdo con ello se debe tener presente que la libertad de expresión es un derecho que debe ser respetado en cualquier sociedad democrática y es fundamental para garantizar que la sociedad tenga acceso a información veraz y objetiva.

Y es que en una sociedad democrática, los medios de comunicación tienen una función vital, son los principales canales a través de los cuales la información se difunde y se discute públicamente. Los medios de comunicación actúan como un puente entre los ciudadanos y el poder, y son responsables de vigilar y denunciar cualquier abuso de poder o corrupción. Por esta razón, la libertad de expresión es fundamental para garantizar que los ciudadanos estén informados y puedan tomar decisiones informadas.

Si los medios de comunicación no tienen libertad para investigar y difundir información, entonces los ciudadanos no pueden estar seguros de que los líderes políticos y los funcionarios públicos estén actuando de manera honesta y justa. La libertad de expresión también es importante para evitar la censura y la propaganda, y para permitir la crítica, el debate abierto e incluso la propia rendición de cuentas.

Desde luego, la libertad de expresión de los medios de comunicación es importante para proteger la diversidad de opiniones y perspectivas, una característica esencial de la democracia. Precisamente, en ese sentido, los medios son clave para que los ciudadanos se informen sobre las decisiones políticas y participen en el debate público. Si están censurados o controlados, entonces los ciudadanos no podrán tomar decisiones informadas y la democracia se verá socavada.

Por supuesto que este derecho también conlleva una gran responsabilidad, como lo es el propio respeto por los derechos de los demás, por lo que los medios y los periodistas no deben difundir información falsa o difamatoria, ni violar la privacidad de las personas. Una delgada línea que siempre se debe cuidar.

Desafortunadamente, la situación que han vivido muchos de los periodistas en el estado ha limitado sus derechos y su labor. Por ello es importante que el actual gobierno aprenda de los errores del pasado y priorice que la política de comunicación vigente abone a la libertad de expresión y, sobre todo, a la democracia.

Finalizo con una frase de Liu Xiaobo, defensor de los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz en 2010, que ilustra la importancia de esta tarea:

“La libertad de expresión es la base de los derechos humanos, la raíz de la naturaleza humana y la madre de la verdad. Matar la libertad de expresión es insultar los derechos humanos, es reprimir la naturaleza humana y suprimir la verdad”.

Nota con información de la Columna de Fernando Manzanilla para E-Consulta