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Opinión

Fernando Manzanilla opinó que el desarrollo económico es necesario para mejorar las condiciones de vida pero no garantiza la felicidad

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Hace algunos días coincidí en un evento con Sergio Bazán, compañero tehuacanense de algunas causas, quien me manifestó su interés de colaborar conmigo en este espacio, que hoy precisamente comparto con él para escribir de un tema de suma importancia para el desarrollo de nuestra entidad y nación.

Y es que de manera cotidiana escuchamos hablar en noticieros o en otros medios de comunicación sobre el PIB (Producto Interno Bruto) en un lenguaje lleno de cifras con pronósticos sobre cómo le irá al país en temas económicos, la realidad es que muy poco se entiende del tema o es de interés menor sobre otras noticias. Sin embargo, éste es de gran relevancia en nuestro día a día, ya que tiene una repercusión en nuestros bolsillos y en la adquisición de bienes y servicios.

Una definición del PIB la encontramos en Mankiw, que expresa que no es otra cosa que el ingreso total de todas las personas en la economía y el gasto total en los bienes y servicios, es decir; todo el ingreso que se recauda y en lo que se destina el dinero. Esto podría traducirse en que a un mayor PIB, más beneficios para todos.

Por ello es que, aunque el PIB y la felicidad son dos conceptos diferentes, están también muy relacionados, entendiendo a esta última como un estado subjetivo de bienestar emocional y satisfacción con la vida.

Entonces, ¿será cierto que a mayor ingresomayor felicidad? Si bien el PIB puede estar relacionado con el desarrollo económico y material de un país, no es necesariamente un indicador directo de la felicidad de su población. En México, a pesar de tener un PIB en constante crecimiento en las últimas décadas, la percepción de felicidad y bienestar no siempre refleja este aumento.

Hay diversos factores que influyen en la felicidad de la población mexicana, como la seguridad, la calidad de vida, el acceso a servicios básicos, la educación, la salud, el empleo, la igualdad social, la cohesión comunitaria y el medio ambiente, entre otros. Estos factores no pueden ser medidos únicamente a través del PIB, sino que requieren una evaluación más amplia y multidimensional.

Es importante reconocer que el desarrollo económico es necesario para mejorar las condiciones de vida de las personas, pero no es suficiente para garantizar la felicidad de manera individual o colectiva. En México, existen iniciativas y mediciones complementarias al PIB que buscan evaluar la felicidad y el bienestar de la población, como el Índice de Felicidad Bruta y el Índice de Bienestar Subjetivo.

Y es que el PIB, aunque es un indicador macroeconómico que tiene como propósito pronosticar el rumbo económico del país en un determinado tiempo, requiere considerar la volatilidad de sucesos políticos y sociales internacionales.

Por ello, es necesario optar por la inclusión de medir también la satisfacción de los individuos en la vida diaria y su desempeño físico y mental, pues esta nueva era digital y los altos niveles de estrés laboral genera también poco rendimiento económico.  Aunque no toda la felicidad la encontramos en el dinero ni en los bienes, es válido tener la oportunidad de empleo y satisfacer nuestras necesidades.

En este sentido es importante tener presente que los estados que conforman al país también son aportadores del ingreso total del PIB. Datos del INEGI en 2021, dictan que Puebla apenas creció un 2.2% resultado del avance en la industria manufacturera que fue equivalente al 5.5%; ya que la entidad, en gran medida es sostenida por la industria manufacturera, en su rama automotriz.

Bajo este panorama surge la pregunta sobre si Puebla puede crecer económicamente aún más, por lo que uno de los grandes retos para el próximo gobierno, es dejar de centralizar la industria, crear un modelo abierto, es decir, potencializar a los municipios para atraer industria y detonar el crecimiento de forma descentralizada, para ello, basta de un liderazgo que tenga la capacidad de diálogo y consenso. 

Esto nos orilla a cuestionarnos sobre el por qué solamente medir la economía y no la felicidad.

Las y los poblanos merecemos ser felices, una tarea de todas y todos es potencializar nuestros recursos, a nuestra gente, seguir en constante lucha, desarrollar espacios cooperativos. La tarea de los gobiernos es administrar los recursos, fortalecer a nuestros municipios, consensar, dialogar, crear las condiciones para nuestro bienestar. La tarea es en conjunto para sumar y transformar.

Con Información de la columna de Fernando Manzanilla para E-Consulta

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