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Norma Layón usó la contingencia sanitaria para cobrar venganza política

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La entonces presidenta utilizó los recursos del ayuntamiento para atender sus intereses personales y no la atención de la pandemia en la entidad.

Si algo está haciendo mucho daño al país en la actual coyuntura de emergencia sanitaria, son los políticos tóxicos, que sólo saben destruir, dividir y confrontar. Tal es el caso de Norma Layón Aarún, la edil morenista de San Martín Texmelucan, quien en lugar de enfocar los recursos humanos y materiales para frenar los contagios de Covid19, utilizó la contingencia para intentar cobrar venganza contra la organización G24 –que agrupa al grueso de los comerciantes del municipio– y su líder Juan Garzón.

  • Para entender el comportamiento de la edil, es necesario conocer los antecedentes del conflicto:

Norma Layón Aarún –hija de un empresario de servicios funerarios– a principios de 2018 tenía nulas posibilidades de ser candidata a la presidencia municipal de San Martín Texmelucan, por lo cual recurrió a Juan Garzón, el principal líder popular de esa ciudad, quien aceptó apoyarla y la presentó con la legisladora federal Dolores Padierna, quien a su vez abogó ante la dirigencia nacional de Morena para que se concretara la postulación de la ahora edil.

Al llegar al poder, Layón se olvidó del plan de gobierno que había pactado en campaña y sus acciones como presidenta municipal se enfocaron a intentar concretar obras y proyectos, carentes de planeación, que han sido descarados intentos de hacer negocios privados con el uso de recursos públicos.

Uno de ellos fue querer construir un corredor gastronómico en sociedad con Manuel Valencia, un dirigente de comerciantes que ha comandado grupos de choque y extorsión, razón por la cual ahora está en la cárcel.

Luego intentó privatizar el servicio de agua potable, lo cual despertó un movimiento opositor en su contra, principalmente de habitantes de juntas auxiliares.

Otro fracasó lo encontró en la propuesta de construir un segundo piso en el mercado Domingo Arenas, en sociedad con el ex alcalde Noé Peñaloza, quien goza de un alto desprestigio entre la opinión pública de la ciudad. Los comerciantes rechazaron la obra porque nunca se pudo presentar el proyecto ejecutivo.

Todos estos excesos fueron provocando un distanciamiento del G24 y su líder Juan Garzón con la presidente municipal, quien ha destacado por su insensibilidad para abordar el deterioro de la seguridad pública en el municipio y para enfrentar los escándalos de su administración, como fue el hecho de que la primera obra del ayuntamiento actual fue la construcción de una calle que va a dar a un parque funerario del padre de Norma Layón.

Ese divorcio con la alcaldesa se ha extendido a las cámaras empresariales, asociaciones civiles y colegios de profesionistas, que han buscado el apoyo directo del gobierno del estado para solucionar problemas locales y han dejado de considerar a Norma Layón como una autoridad con capacidad de resolver los conflictos del municipio.

Norma Layón llegó muy tarde a anunciar un plan de normas sanitarias para el municipio.

La edil enfocó todas sus baterías en intentar frenar la apertura del tianguis semanal bajo la idea de que una acción que daña a las agrupaciones del G24.

Para ello, utilizó a la policía local que buscó frenar la entrada de docenas de comerciantes en días pasados.

  • Curiosamente en esta semana aparecieron unas supuestas “narcomantas” en contra de Juan Garzón.

Antes que el ayuntamiento emprendiera todas estas acciones, el G24 ya había pactado con el gobierno del estado la apertura de solamente un tercio del tianguis, bajo la lógica de que la mayoría de los vendedores pertenecen a familias que no pueden parar sus ventas, pues de ellos depende su supervivencia diaria.

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